Es con tanto entusiasmo e impaciencia que encontramos al intrépido creador y una cosa es cierta, su escultura de Iron Man está creciendo a pasos agigantados.
En el taller al aire libre de Zincart, huele a astillas de madera e inspiración. Han pasado más de dos semanas desde nuestro primer artículo sobre este monumental proyecto artístico que pronto alegrará los jardines del Hotel Tribute en Baie Nettlé y lo mínimo que podemos decir es que Zincart no ha estado inactivo. El montaje final de su gigantesco Iron Man se avecina cada vez más en el horizonte. Cuando lo dejamos, Zincart estaba terminando ambas piernas y pelvis del legendario superhéroe. Ahora está -casi- dotado de sus poderosos brazos que ahora concretan esta posición típica del personaje conocido por muchos. Para una escultura de casi 4 metros de altura, con más de 640 piezas para dibujar, crear, ensamblar, y en un período de 9 meses, Zincart no solo muestra un gran talento sino también una paciencia inquebrantable. Incluso después de pasar más de un mes y medio dibujando cada pieza una a una con todos los cálculos aprendidos que esto implica, cualquier artesano digno de ese nombre es consciente de que al optar por trabajar con materiales como la madera (le seguirán el cobre y el latón) , corre el riesgo de tener que ajustar cada parte según el corte, incluso si eso significa recalcular las medidas de las otras para no comprometer el montaje de estas últimas. Una cosa es tener una creación en mente, y otra muy distinta es realizarla por sí misma. Esto también es parte de los caprichos del arte, pero cuando se trata de Zincart, nada lo detiene, ni su adaptabilidad ni sus grandes exigencias sobre sí mismo. Su ojo experimentado como techador de zinc escanea y analiza la obra en su conjunto a medida que evoluciona, siempre con el objetivo de perfeccionarla. Nos volveremos a encontrar con él en poco tiempo para el resto de sus aventuras artísticas, es una promesa. _Vx
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