A la mitad de los 5 días y noches del Festival SXM, no hubo tregua por parte de los asistentes al festival ni de los artistas. Sin embargo, el programa no fue lo menos importante.
Con un line-up aún concentrado en Bôho Beach con La Virgin o Bushman, el viernes 11 de marzo fue definitivamente un día inolvidable para los 300 invitados que asistieron a la Panorama Party organizada en la cima del Monte Sentry Hill en el Rainforest Adventures en la parte holandesa, con una vista impresionante de la isla de San Martín. Los afortunados se dejaron llevar por los ritmos de los artistas que se sucedían detrás de los tocadiscos. Los más esperados fueron, obviamente, Audiofly que, durante sus dos horas de set musical, transmitió sin medias tintas su pasión por el electro.
La última en haber triunfado en la loca apuesta de hacer bailar a la multitud en lo alto de este ecoparque que preserva los ecosistemas nativos y asegura la sostenibilidad de los atributos físicos e intangibles del predio no es otra que la fiel Blond:ish, en colaboración con el Cercle en noviembre de 2021, todavía como parte del Festival SXM, luego en preproducción. Después de este día de altura, la multitud descendió al sitio de Happy Bay. Tony y Not reavivaron el fuego del Escenario Arco con un set que mezclaba tantas corrientes musicales que sería imposible nombrarlas todas. En cualquier caso, cedió el lugar preferente a los sonidos típicos de los 80, para deleite de esta generación. La lluvia estuvo algo invitada durante el show, habrá tenido el don de refrescar a la multitud sudada sin espantarla. Chloé Caillet tomó el relevo a partir de las 23 de la noche, un horario a veces considerado crítico, con una destreza detrás de las mesas de mezclas que te deja soñando. La multiinstrumentista tiene la música como motor de vida y los miles de asistentes al festival que bailan frente a ella lo han entendido bien. Las artistas femeninas programadas a lo largo de este festival no tienen nada que envidiar a los hombres y todas lo han vuelto a demostrar. El alemán Konstantin Sibold ha retomado la antorcha sin desfallecer en su reputación de unificador. El público lo dio todo durante su actuación en el escenario arqueado cuyo espectáculo de luces fue digno de fuegos artificiales. La noche terminó con ráfagas de viento, llevando los sonidos electrónicos hacia el océano._Vx
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