Algunas personas prefieren tirar sus desechos a la vera de la vía con el pretexto de que en todo caso serán recogidos por los servicios de la Colectividad, que depositarlos ellos mismos en los lugares habilitados para tal fin. Peor aún, algunos los dejarán en la naturaleza, en terrenos privados donde la Colectividad no puede intervenir. La Belle Créole se ha convertido en un sitio privilegiado para artesanos y otros ciudadanos sin escrúpulos.
A lo largo del eje principal así como al pie de ciertos caminos se pueden observar parabrisas, repuestos de autos, puertas, cilindros, etc.
Los mecánicos sin escrúpulos no son los únicos que acuden discretamente a La Belle Créole a tirar sus residuos, los trabajadores de la construcción también van allí, y con regularidad. Se acumulan sacos de cemento, restos de tejas, restos de placo, cajas de embalaje de muebles, tanto desechos como escombros de las obras de construcción. Los depósitos se realizan con frecuencia.
También están los que vienen a pasar el día en la playa. Tienen una barbacoa y/o un picnic allí. Si recogen basura en bolsas de basura, algunos no entendieron que La Belle Créole era un sitio privado donde la recolección de basura no la realizaba la Colectividad. Así que dejan las bolsas al pie de un árbol, bolsas que son destripadas por perros y gatos que se han vuelto callejeros después de haber sido abandonados también sin escrúpulos.
Y así los platos, los papeles vuelan y terminan colgados en las ramas. Sin embargo, los letreros indican que no se deben dejar botes de basura en el lugar.
La Belle Créole, antigua joya turística de la parte francesa, se ha convertido en un refugio ideal -por ser aislado y de fácil acceso- para quienes, en lugar de asumir sus responsabilidades (que son llevar sus residuos al centro de reciclaje o al ecosite, para encontrar una familia de acogida para su perro o para viajar con él) elige el camino fácil yendo a este terreno privado con el pretexto de que no ha encontrado inversores durante décadas.
(soualigapost.com)
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