Ningún reclamo sanitario o social justifica dispararle a un gendarme o aplastarle la cara a otro con un bloque de hormigón. Cualquier actor territorial responsable debe condenar esta violencia. Y ninguna estación de radio debería tener un discurso más complaciente y de odio al respecto.
Ante los heridos y los muertos, cada persona que detenta la autoridad debe poner fin a toda violencia. Ha ido demasiado lejos. La dignidad de Saint-Martin está manchada de sangre esta noche, eso es suficiente. En Sandy Ground en particular, y dondequiera que comiencen los pequeños incidentes, los padres, vecinos, testigos deben detener todo.
Más allá del suicidio económico y del costo de salud que nos costará, es nuestro Saint-Martin el que está magullado y avergonzado.
Ante esta ola de violencia, la mayoría silenciosa es impotente, la comunidad médica se conmueve y propone que los actores sociales muy pronto organicen una marcha blanca, masiva y pacífica, como hace dos años, para mostrar claramente a los matones que Saint-Martin, no son ellos. Si se van a llevar a cabo diálogos legítimos, que todo esto suceda en paz inmediatamente después. _MONTE
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¡Que el colectivo condene sin demora la violencia contra los gendarmes!